miércoles, 4 de agosto de 2010

POEMAS DE JUAN MANUEL POMA LAURA



Algunos poemas del libro Poemas Rebeldes 1


Y ÉRAMOS TAMBIÉN, BOLIVIANOS

De.- Juan Poma Laura

A partir de la conquista
ya nada, nada, fue nuestro.

Ya no fue nuestra la tierra
ni los frutos
ni la felicidad
ni la libertad,
ni tan siquiera la vida.

A partir de la conquista
no teníamos más...
ningún derecho
ni sueños
ni deseos
ni perdón
ni paz
pues, habíamos sido vencidos.
Para ser nosotros tuvimos que luchar.
Cuando el fin logramos
ser nosotros mismos; ser libres
nos descuartizaron
y nos regaron en el viento,
luego de convertirnos en cenizas,
sobre nuestras cenizas
construyeron su república.

La conquista no había cesado:
no era nuestra la tierra
no eran nuestras las minas
ni las fábricas
ni los bancos
ni el derecho
ni su civilización de q’aras.
Pero así mismo...
nos llamaron también
¡Bolivianos!
Aunque privados del gozo pleno
de ese retazo de geografía
abonada con nuestras cenizas,
¡la maravillosa Bolivia!
con su fabuloso cerro rico
con su haz de trigo
con su sol naciente
su gorro frigio
y su tricolor que simboliza:
la sangre de los patriotas criollos
el oro de los metales preciosos
y el verde de la flora
que simboliza la esperanza.
¿De quiénes?

“Nosotros los bolivianos”
peroraba la demagogia
mientras subastaba:
el oro, el petróleo, el gas,
parasitando bien cebada
en lujosos rascacielos
succionando patrióticamente
la savia de la “Bolivia maravillosa”;
propiedad de los pocos
a costa de los muchos
mientras al quicio de las puertas
bajo los puentes y en las calles de noche fría
no llegaba el calor de la patria
ni las monedas de la lástima en el día
y nos llamaban, sin embargo...
“Bolivianos”, “patriotas,” “hermanos”.

Nuestro llanto era en aymara
la risa y la alegría en español;
el sufrimiento y el hambre en aymara
los eructos de hartazgo en español;
la sumisión, la resignación en aymara
las órdenes de mando en español;
el sudor y el trabajo en aymara
el placer y el orgasmo en español;
la pena en aymara
el deleite en español
los deberes en aymara
los derechos en español
las leyes en español
el cumplimiento en aymara.

El sufrimiento marcaba nuestro camino
desde el día de la conquista
hasta la república criolla.
De nuestro trabajo
de nuestras manos
salían nuestras propias cadenas;
cuando de las cenizas de Katari
volvimos a ser libres
como bolivianos,
nos dieron armas para luchar
contra el enemigo de nuestros opresores
tremolando sus banderas de lucha
cantando: “morir antes que esclavos vivir”
aunque nada era nuestro
ni tan siquiera el himno.


MAMA BARTOLINA

De.- Juan Poma Laura

Te quitarán la vida
Te quitarán la libertad
Te robarán la guerra
Te sembrarán de odio
Te traicionarán
Te despreciaran.
Mamá Bartolina...

Te dirán "¡por qué!", "¡por qué!"
Tu les dirás, con altivez de reina,
con dolor de nación interdicta
con grito de desprecio
con brío y templanza
con odio encendido:
“Porque no soporta mi raza
porque no soportamos más
porque siendo iguales no lo somos
porque siendo "otros" nos condenan
porque somos tan humanos como ustedes”.

Te abofetearán
Te escarnecerán
te pasearán desnuda con una corosa de cuero
a la cola de un jumento atada
con una soga de esparto
¡Ay mama ¡
Te condenarán a la horca
te descuartizarán en el cuerpo de Julián
¡Ay mamá ¡
Por haberme querido liberar.
Te negaron la vida - como nos negaron todo-
y quedarás como estigma en la memoria
grabada a sangre y gritos
convirtiéndote en ajayu, en aliento,
elevándote al pedestal de la gloria,
para morir y no morir ¡Ay mama!
Y querrán que mueras
y no morirás
y te quitarán la vida
y no la grandeza
y no la gloria
y no tu nación
y no el cielo.
¡No morirás mama, no morirás¡
reina aymara, capitana bizarra
amada mama t´alla.

Tu recuerdo me corroerá el alma
buscándome en cada alba
llamándome cada día
acosándome cada noche
susurrándome al oído:
“Soy la virreina
soy el aliento de lucha
soy la sangre tuya regada
soy la libertad que no muere;
el odio a la opresión hecho mito
la virreina que reinó en el Cerco
Vuelta y hecho grito.
¡Soy Bartolina Sisa!”
Eso me dirás mama
Eso me dirás.

AGRADABLES A DIOS Y EL REY
(Homenaje al descuartizamiento
de Tupaj Katari)


De.- Juan Poma Laura

El ruedo expectante
espera el final...
Cuatro briosos caballos
Sienten la tensión de tus nervios
Fibras nutridas de vida, de rebeldía,
vibrando en el momento supremo
en el supremo momento, vibrando.

Aliento uncido a cuatro caballos
por toscas sogas de esparto.
Oyes bufar a las bestias, Julián,
a través de las tensas cuerdas
en el momento fatal.

Se oculta el Tata Inti
tras una tenue nube de gasa
que se posa lentamente
sobre la faz de su límpido rostro
cual paño de dolidas lágrimas

En el Cuzco, en la inmolación de Amaru,
cayó una repentina tormenta;
Aquí, el cielo está sereno.

El ruedo expectante
Espera el final...

Escuchas tus últimos latidos
bombeando a torrentes
los últimos tramos de vida
agolpándose a tus febriles sienes.
Son los últimos trechos de aliento
que por venas, arterias y vasos,
irán a rasgarse en instantes
cuando las cuerdas de esparto se tensen.

El ruedo expectante
Espera el final...

Tus negros ojos de aymara
Pequeños, agudos, aguileños,
escudriñan impotentes el cielo.
¿Existe Dios, donde está?
Eres apenas una ínfima Partícula
en el inmenso cosmos,
un polvo de vida que yace
sobre un minúsculo polvo etéreo.

Sueñas por última vez
con la libertad perdida
con la libertad conquistada,
Y vuelta a perder después del cerco.

Al fin serás libre Julián.
¡Libre, libre!
Como no lo fuiste antes nunca.
Sueñas con las parcas montañas
de Ayo Ayo y Sica Sica,
con la vieja campana tañendo;
un domingo de Ramos
con la feria de Caracato.
Se escucha el redoble.

El ruedo espera, expectante, el final.
La muerte vestida de luto
ronda la plaza de Peñas.
Dos gotas espesas de polvo y sal
discurren tu macilenta tez.
Domingo de feria en Caracato

La risa de Bartolina reverberando
pérdida entre ponchos, mantas,
y policromas polleras al viento.

El cielo radiante de Qharka Marka
nunca antes estuvo más azul que hoy.
El sol cae en doradas cascadas
bruñendo tu piel de bronce.
Te cortaron la lengua;
la reseca sangre cubre de escamas tu faz,
ya gritaste tu retorno antes de partir
sus ecos retumban en los oídos aun,
de tumbo en tumbo brincando
por las faldas de los cercanos cerros.

Por la tosca soga de esparto
a cada uno de tus miembros atado,
sientes fluir la fuerza de cuatro equinos
que tienen tu vida atado a su aliento.

¡Cesa bruscamente el redoble!

Se incrementa la tensión.
El ruedo espera en silencio.
El silencio grita en silencio.
Como un rayo parte la orden,
cuatro bestias en cuatro direcciones
parten tensando las cuerdas de esparto,
tu cuerpo se eleva semejando a un arácnido,
a las cimas del mismo dolor
a la oscura cumbre del paroxismo.
Como agudos cuchillos que hienden las carnes
sientes los sentidos de dolor nublarse
te aferras a un grito que no llega
con las manos crispadas al cielo,
donde está ausente Dios.
La sangre afluye enloquecida
a tus febriles sienes
que pugnan por explotar cual volcanes
de sangre rebelde aymará


No una embestida
son dos, son tres, son cuatro…


Las gigantescas bestias traídas de Tucumán
atados a tus miembros con sogas de esparto
a tus regios músculos, a tus nervios,
a tu piel, a tu vida....
Se la llevan a trote ligero, aliviándote.
¡Aliviándote al fin de insufrible dolor!
¡Ya no gritarás más¡
¡Ya no lucharás¡
Pero volverás convertido en millones.
Tus negros aguileños ojos
se sumen en la profundidad de la nada.
Tu sangre rebelde fluye liberada
tiñendo de rojo la piel de polvo
de la doliente Pachamama
que llora en silencio...


JUAN MANUEL POMA LAURA
Poemas del libro Poemas Rebeldes 2


MI PAÍS

Un agujero en el bolsillo
Una enorme boca hambrienta
Un par de ojos de niño sin fe
Una mirada perdida de mujer de pueblo.

Mi país...

Cien gritos desesperados al infortunio
Mil promesas incumplidas
Un millón de pedradas al cielo
Ocho millones de voces angustiadas
Diez millones de porqués a la vida.

Mi país...

Un infinito llanto amargo que no acaba
Una profunda herida en la conciencia
Un petardo al sordo cielo
Un salivazo de desprecio
Una carcajada de locura
Un carajazo al conformismo
Un puño de coraje

Mi país, mi país...

Mil pozos vacíos donde otros echan suertes
Un millón de obreros en la calle
Dos millones de campesinos sin tierra
Tres millones de niños sin pan
Doscientas bocaminas exangües
Cien familias bien cebadas
Un escombro increscendo de miserias.

Mi país:
Oro, gozo, hartazgo y abundancia para unos
Hambre, penuria y miserias para otros
bajo un cielo rojo de tanta espera
un mar negro de tanto llanto
mil cosas por hacer
y un solo sueño:
¡LA REVOLUCIÓN!


LA NUEVA PATRIA

Vino la revolución
en negra águila montada.
me habló con voz suave de céfiro
como hablan los resuellos de los amantes
con ese lenguaje sin palabras
que lo entenderían hasta las mismas piedras
¡y no lo entendía yo!
me dijo que volvería en abril
para sembrar de nueva simiente
los campos de lucha estéril
y volvería en octubre con una larga guadaña
para la vendimia final.

Vino la insurrección
en briosa ola montada.
me habló con mil estruendos
que emergían de las entrañas del averno
con lenguaje de estruendos y tempestades
anunciándome a grandes voces:
"¡Ya viene, ya viene,
ya viene la santas revolución!"
"La Revolución -dije-
vino ayer, y se fue para volver
en abril para regar de sangre
los estériles campos de lucha
y volverá en octubre con una larga guadaña
con la hoz y martillo proletario
con la bandera roja y el grito de guerra
para la vendimia final."

La insurrección de los obreros del mundo
levantábase en Asia, en África,
en Europa, en Latinoamérica,
y principalmente, en Bolivia.
Y la clase obrera permanecía impávida
sumida en el negro sopor
de la esclavitud asalariada.

Vino la conciencia obrera
montado en bermejo sueño
para preguntarme por los caminos
que conducen a las mazmorras,
donde yace maniatado el espíritu
de la clase esclava-productora.

La Insurrección
-esa fuerza mítica y espeluznante
hija del Odio y la Desesperación-
cual oscura noche
de mil demonios sueltos
estremecía al mundo entero
en oleajes de sangre y gritos
con fuerza indómita
haciendo crujir las vetustas bases
del viejo orden.

"¿Dónde están los nuevos cauces
dónde el camino, dónde el horizonte
hacia la patria universal?"
Preguntóme airada
la madre Revolución.

El programa obrero
-diseño de nuevos causes y senderos
que conducen a la patria universal-
no lograba, no
despertar a la clase obrera
y la Insurrección avanzaba amenazante,
y la Revolución ordenaba:
"¡Id a los obreros, id a ellos!"
Y la clase obrera
permanecía impávida
atrapada en el cepo de la esclavitud
y nuestras fuerzas, nuestra voz,
nuestra voluntad, nuestra fe,
no eran suficientes.
Y la insurrección
cual tempestuosa ola
violentaba diques,
desbordabase incontenible
cual fuerza ciega.
Y la clase obrera...
la sangre de la nueva sociedad,
permanecía ajena
y nuestros gritos impotentes
no llegaban a sus oídos.

La voz de la madre Revolución
me repetía con tono sereno
diciéndome casi con ternura:
"Id a los obreros
id a las minas y fábricas
como en Pulacayo
como cuando fuimos luz
en la conciencia de la clase obrera
como cuando fuimos su voz
en la Asamblea Popular.

A nuestra voz
la clase obrera se estremecía
y a nuestros ojos, nos descubría sus arcanos
y el ejército de los pobres del mundo -a su voz-
se levantaban al unísono
y la insurrección a su voz
encontraba nuevos causes
hacia la nueva patria.

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